Los primeros humanos en el valle del río Aburrá
Uno de los principales elementos a tener en cuenta a la hora de abordar el
tema de los primeros humanos en la actual ciudad de Medellín y resto del área
metropolitana, es el río Aburrá. Los pueblos antiguos organizaban su vida
alrededor del agua. Ésta les facilitaba alimento como peces,
tortugas, patos, cangrejos, entre otros. También era fundamental para el
crecimiento de los cultivos, el desarrollo de labores cotidianas como
cocinar, lavar y criar animales. Además los ríos eran una vía de comunicación
rápida y eficiente, a través de los cuales establecían contacto con comunidades
distantes con quienes sostenían relaciones comerciales y algunas veces
culturales.
En el libro Huellas de antiguos
pobladores del valle del río Aburrá, publicado en el 2013 por la antropóloga Sofía
Botero Páez, editorial Universidad de Antioquia, se elabora un estudio
minucioso y detallado acerca de los grupos humanos que se asentaron en el valle
del río Aburrá desde hace unos 10.000 años. En la actualidad lo llamamos río
Medellín, pero fue denominado río Nechí durante los primeros siglos de la
colonia, luego río Porce y en los documentos relacionados con la Conquista se
dice que los indígenas lo nombraban río Aburrá.
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El río Aburrá o río Medellín en el año de 1942, antes
de la industrialización de la ciudad.
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Francisco Silvestre, gobernador de la provincia de Antioquia durante los
períodos 1776-1777 y 1782-1785, escribe:
Nechí. Este río nace cerca de la Villa de Medellín de esta Provincia: La atraviesa
hasta que pasando por Zaragoza, desagua en Cauca en la Boca que llaman de Nechí.
Tiene tres nombres que son: 1º de la
Villa; 2º el del Porce; 3º el de Nechí. Es navegable desde el
Cauca hasta la ciudad de Zaragoza; porque aunque pasan de allí hasta el
Charcón, que es un poco más arriba, es con riesgo, y trabajo: este río pudiera
hacerse navegable hasta el mismo Medellín, aunque mientras se va aproximando a
sus cabeceras, serían menores las embarcaciones, bien que podrían formarse
diques y esclusas (Silvestre, 1988 (1782 – 1786): 112).
El erudito e historiador Manuel Uribe Ángel lo describe así:
El Porce. Vierte del alto de San Miguel, y con el nombre de río Medellín
baja resueltamente al Norte; primero por el vallecito de Caldas y luego
por el de Aburrá o Medellín. Cuando baja
a Bello cambia en Nordeste esta primera dirección, hasta dar en su punto de
confluencia con el Cauca en Nechí. Después de dejar a Bello, pasa cerca de
Copacabana, Girardota, Barbosa, Amalfi y Zaragoza, recibiendo tanto por la
derecha como por la izquierda, ríos y arroyos que circunstanciaremos un poco de
sur a norte (…).
Este río es el gran depósito aurífero de Antioquia (Uribe Ángel, (1885)
1985: 34 – 35)
La antropóloga Sofía Botero, luego de intensas lecturas y múltiples
hallazgos respecto al origen de los primeros humanos en el valle, plantea lo
siguiente:
La información con que contamos nos permite afirmar que hace más de diez
mil años, grupos de personas hicieron el recorrido en sentido contrario al de
la descripción: desde el Magdalena incursionaron por los ríos Cauca y Nechí, y
remontaron el Porce, hasta llegar a lo que hoy conocemos como área
metropolitana. Así, el territorio más amplio que consideramos es el valle
geográfico, cruzado y articulado por las aguas del río Aburrá, y aunque se
funde en otros, a lo largo del recorrido separa, pero también une, las cuencas
de los ríos más largos y caudalosos de esta parte del territorio, atravesando y
enriqueciendo los más disímiles paisajes a lo largo de cuales, durante
milenios, se asentaron gentes muy posiblemente distintas, quizás hasta
enemigas, pero igual, sin duda, emparentadas y comunicadas por estos ríos.
(…) siete mil años después, este inmenso territorio ya no estaba
solamente cruzado por ríos y quebradas, una intrincada red de caminos alcanzaba
montañas y valles en todas direcciones que, como manos y pies, comunicaban con facilidad los tres grandes ríos y las
gentes asentadas en sus cuencas (Sofía Botero, 2013: 7-8).
Los tres grandes ríos son El Magdalena al oriente, El Aburrá o Medellín
al centro y El Cauca al Occidente.
Cuenta
de collar de oro que parece
representar una Mantis religiosa (hallada en la urna anterior). Elaborada por
fundición a la cera perdida, sus medidas son: largo de 3,5 cm y ancho de
2,4 cm.
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